Como si de cristal se tratase, su sonrisa se rompió y corto la magia que ella misma había creado. Apenas podía tener sus ojos abiertos. Cansada y melancólica; desnuda e ida.
Yo solo quería subir a su noria y dejarme llevar por el condenado sino.
Pero en cuanto te subes, sabes que estas acabado, abocado a una frustrante caída, sin salida ni retorno.
Hay personas que no les va la vida en pensar cuanto y de que forma están subiendo. En mi caso mientras subo y entre más suba, más jodidamente asustado estoy. No dejo de pensar en la caída. En esa sonrisa que se romperá.
Ojala no hubieran caídas.